Ojo
Publicado: 19 de diciembre , 2010Artículo respecto al Pabellón de Uruguay en Venecia
En referencia a la Propuesta de Uruguay del Pabellón de Venecia de éste año, Nicholas Sibille, lector de PATIO, comparte su artículo Ojo.
Editores de Patio, cómo les va!
Les envío este breve ensayo, en respuesta al texto de la Prof. Arq. Ángela Perdomo que se publico hace unos días atrás. Lo llamo “Ojo”. Gracias por la atención y por mantener este foro de discusión.
Ojo
Qué…
Hace un par de navidades atrás, un Papá Noel de Shopping me preguntó: “¿qué querés para Navidad mijito?” A lo cual yo contesté: “quiero ser Charlie Kaufman!” Y ahora, este año, la Navidad se adelanta con este texto, porque me propongo hacer una crítica de la crítica de la crítica… cierro los ojos y casi siento que estoy gateando en el tunel en el piso 13 y ½. Ah, antes de cambiar de tema, que conste que yo no me senté en la falda del Papá Noel.
Para empezar, tengo que aclarar mi posición respecto a la contienda original. Creo, al igual que la Prof. Arq. Perdomo, que se hizo justicia al premiar al proyecto curatorial de “5 Narrativas, 5 Edificios” sobre “El Grand Tour”, pero discrepo diametralmente con el porqué, y creo que hubiera sido una idónea representación de nuestra cultura arquitectónica (ya expondré mis razones), si bien el premiado es superior.
Cuando….
El hoy me intriga. Estoy seguro que nos intriga a todos. Conocimientos y cultura están disponibles a solo uno o dos clicks de distancia; en toda la historia de la humanidad, hoy, la era de la información, es la era donde es más fácil ser culto. O, sino, por lo menos parecerlo. Sin embargo…
Nuestra vida en esta sociedad global tiene otras fuerzas, otras generatrices. Mejor dicho, lo que nos forma es muy probable que sea cultura Pop más que la “Cultura”, noble e intachable, de la cual aspiraríamos ser parte. Es más, iría más allá aún, y aseguraría que lo que nos constituye como seres sociales en el “Hoy” que nos toca vivir no solo es “Pop”, sino que llega a ser “Poop”, de lo cual basta una ojeada a la televisión y la música contemporánea para llegar a similar conclusión.
Independiente del hecho de si los cimientos culturales de nuestra sociedad sean berretas o no, el método de propagación de las ideas, y el instrumento de “reproducción social” imperante hoy es, ineludiblemente, la imagen. Estática o en movimiento, útil o irrelevante, la imagen es, en términos quizás demasiados franceses para mi confort, uno de los principales métodos de construcción de identidad e identificación cultural y social. Somos una sociedad global (nos guste o no), y somos una sociedad de imágenes.
Me gusta mirar…
No seremos todos idénticos, y habrán diferencias de país a país, pero en un giro hacia una realidad que tiene mucho mas que deberle a Marshall McLuhan que al Dulce de Leche, tenemos que un día enfrentar la realidad que demuestra que nuestra cultura arquitectónica es generada por la absorción de imágenes. En el mejor de los casos, matizadas y digeridas por conceptos y por ética. En la mayoría de los casos, sublimadas a modo de repertorio, o expresadas a flor de piel bajo los visos de “Buen Gusto”, “Equilibrio” o hasta “Factor Wow” (lo que se usa para impresionar, Factor Wow, cuando la gente mira una entrega y dice “Wow!”… se entiende?).
Hace años, pero digo años atrás, antes de que existiera Flickr, Twitter y Facebook, en un mundo joven e inocente, donde “correo” venia en un sobre de papel, los teléfonos tenian una cuerda y la gente sabía que era un cassette (y hay gente joven que no puede comprender estos conceptos), yo tuve un profesor que, luego de un par de copas, proclamaba: “La arquitectura no se enseña, se aprende”. Por años pensé que decía eso por no querer laburar, pero con el tiempo llegué a una conclusión similar, pero más general: la sociedad y todas sus sub-culturas son una construcción cultural, generadas en cada individuo, y no se pueden enseñar, sino que se aprenden. Y la cultura arquitectónica no escapa de esta máxima.
La propuesta del Grand Tour es una cristalización de ello, un reconocimiento de que nuestra cultura arquitectónica, al igual que la de todo el resto de los arquitectos del mundo, se funda sobre las mismas referencias culturales y disciplinares, y las absorbemos del mismo modo. La exposición en si es el mensaje (ejem… el medio es el mensaje… eso lo escuché de algún lado…). Y hasta me animaría a defender el uso de las mirillas, o monóculos, dado que llevan a una confrontación a nivel físico con la mayor limitante de la imagen reproducida, el cual es su bi-dimensionalidad, o la eliminación de la profundidad por falta de estereoscopia; cuando leemos una Croquis, tuertos somos todos.
Aparte, el dogma informal de nuestra Facultad, ¿no nos ha estado machacando por décadas del valor que tiene el viaje como instancia formadora, única en el mundo, y que hay que aprovechar sacando más fotos y fumando menos hierbas? ¿Y nos han dicho, de forma más o menos explícita, que la era heroica de nuestra arquitectura nació de una asimilación de los valores estéticos del modernismo restándole la pesada carga teórica y conceptual, dado que halaban de realidades sociales disímiles a las nuestras?
Y, para no ir más lejos, ¿han visto como se pone la biblioteca los viernes a última hora de la mañana? Despiértense, cuando se larga un esquicio, lo primero que hace la mayoría de los alumnos es correr a las revistas. Mirar es formar. Y mirar hacia afuera es una opción, y una realidad.
Más idóneo aún…
Como dije antes, “5 Narrativas, 5 Edificios” (“5N5E”, para este mundo veloz, y propenso a las siglas, de hoy) es a mi juicio claramente superior como exposición de nuestra cultura y nuestra realidad arquitectónica, por dos razones: 1) no necesita un manual de usuarios para entenderse (no es para denigrar el Grand Tour, pero nótese la discrepancia que estoy abordando aquí, no hubiera sucedido si todos estuviéramos viéndolo desde la misma óptica); 2) llega mas hondo, reconociendo y exponiendo a través de sólo 5 tomas de muestra la cualidad análoga a un palimpsesto que encarna nuestra arquitectura, cualidad que muchas veces nos es ajena a nosotros mismos (es más, consideraría eliminar buena parte de la currícula de Historia Nacional, reemplazarlo por 5N5E, y mandar a estudiar el resto a través del ojo crítico que propone, pero me voy por las ramas); 3) 5N5E, si se le presta la atención que merece, no solo es expositivo, sino que es liberador, para nosotros mismos, por las razones que expuse en el punto 2.
En fin, es lo que quería decir. Gracias a Patio por darnos este ámbito de reflexión y diálogo, y gracias a toda la profesión por ayudar a conformar una realidad tan vibrante y apasionante.
Sinceramente
Nicholas Sibille
Por lo pronto estoy fuera de la discusión…
Pero me inquieta la incapacidad de mirar hacia adelante… y no superar la cenizas de nuestro pasado… en referencia a las 5 narrativas…
Demasiada nostalgia….
Algo bueno tendría que estar pasando…
No sé, si serán la 100 obra de la arquitectura reciente, que dan vueltas en la web… lo dudo…
Pero seguro algo hay…
Y sino hagámoslo… pero hacia adelante… lo que no significa “olvidar”
Pero recordemos a la manera como Deleuze entiende a Proust… recuerdos proyectados hacia el futuro
no confundamos nostalgia con historia…
la historia es parte del presente, imposible dejarla atrás
y el presente es parte de la historia, su provisorio final
Pedro: ¿viste el Pabellon, los videos y/o el libro? …te aseguro que la nostalgia es otra cosa.
La muestra es tan inteligente, que se vuelve algo muy disfrutable para quien quiera entender algo más allá de la superficie de las cosas.
Estoy segura que tu podrías sonreir complice con lo que provoca. Si algo tiene la muestra es que es demasiado contemporánea, para quienes saben entender la densidad del término. Se le podría achacar estar muy “a la pàge”.
Valoro tu opinion, por eso te contesto.
cariños
angela