“Polémicas de Arquitectura en el Uruguay del Siglo XX”
Publicado: 18 de diciembre , 2011Presentación del libro
El pasado 9 de diciembre se presentó en la Sala del Consejo de Facultad el libro “Polémicas de Arquitectura en el Uruguay del Siglo XX”, de Elena Mazzini y Mary Méndez.
Dicha publicación fue financiada por el Programa de Publicaciones de CSIC, UdelaR., en su llamado 2010.
Vea a continuación las fotos del evento:
Bienvenido el excelente aporte del IHA y sus investigadoras Mazzini y Méndez sobre las polémicas que agitaron la vida de la Facultad desde su gestación. Bienvenida en particular la aproximación al Claustro del 64, punto clave en una década larga en la que se sucedieron tantas situaciones removedoras en el plano político-institucional. Aquellas ardorosas asambleas estuvieron precedidas por el debate del Plan Lucchini-Ferster de 1959, y sus ecos eran todavía perceptibles en la jornadas de 1971 sobre Teoría de la Arquitectura. Pero a diferencia de estos referentes de inicio y final del proceso de revisión crítica del Plan 52 en los que el enfoque político “subyace y sobrevuela”, en la Facultad del 64, ese foco iluminaba todo el escenario. La Revolución estaba en la agenda de América Latina, y también en la de Uruguay, sin las prevenciones que nuestra historia -y Guevara en el Paraninfo- habría justificado. Era ya “el cielo del 69”, pero un cielo pleno de complejidades y contradicciones que a todos nos marcaron. La Facultad de hecho se detuvo de mayo a julio, y las discusiones se hicieron apasionadas.
Hoy, a casi medio siglo de aquellas circunstancias y en medio de una posmodernidad desencantada, se nos hace difícil separar con claridad las posiciones entonces enfrentadas. El trabajo nos acerca las rigurosas exposiciones de Ricardo Saxlund, pero queda en el debe “la lección” de Gómez Gavazzo, no menos seductora en defensa de sus ideas. Pero es en el ámbito del CEDA donde el trabajo merece una observación: hubo entonces dos mociones -“moción Irureta”, “moción Bellini”- que polarizaban asambleas multitudinarias. En esas jornadas “calientes”, hubo espacios para el intercambio y la reflexión sensata, de modo que las dos mociones tuvieron muchos puntos en común…pero nunca dejaron de ser opciones enfrentadas.
En la asamblea del CEDA previa a la sesión del Claustro del 15 de junio, la moción Irureta tuvo clara mayoría (151 votos contra 68), pero un grupo de estudiantes planteó una reconsideración, que -creo- nunca llegó a concretarse. Me detengo en este punto porque aparezco en el texto (pág. 150) defendiendo junto a Miguel Cecilio y Mario Lombardi una posición “en clara sintonía” con los docentes a quienes muy bien representaba Saxlund. Dado que tuve el honor de ser entrevistado por las investigadoras -y el gusto de aportar documentación sobre aquellos acontecimientos-, algún “sobreviviente”, que los hay, podría pensar que ahora cambié mi discurso para situarme entre “los buenos”. Pues no. Estuve entonces alineado con la posición Gómez-Serralta y defendí la moción Bellini. Es bueno que conste.
Y que conste sobre todo, que en ausencia de estudios históricos sobre ese tiempo y ese lugar, el trabajo realizado por Mazzini y Méndez es doblemente elogiable. Vale por sí y abre camino a futuras investigaciones sobre una circunstancia confusa y mal resuelta, pero que todavía funciona como un buen espejo para mirarnos hoy.